LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

miércoles, 14 de agosto de 2013

Sobre el espionaje burgués

J.V. Stalin
“Hablamos en casa del cerco capitalista, pero no nos hacemos la pregunta de lo que esto es en realidad. Esto no es una frase vacía, es una realidad bastante desagradable. El cerco capitalista es: que hay un país, la Unión Soviética, que ha establecido relaciones socialistas, y hay varios países burgueses, cuyo modo de vida sigue siendo capitalista, que cercan a la Unión Soviética esperando el momento para atacarla, para destruirla y, en todos los casos, quebrantar su potencia.

Nuestros camaradas han olvidado este hecho. Cuando es exactamente este hecho el que determina el fundamento de las relaciones entre el cerco capitalista y la Unión Soviética. Tomemos el ejemplo de los países burgueses. Hay personas necias que pueden pensar que entre estos países existen relaciones excepcionalmente buenas, como entre países del mismo tipo. Pero, realmente, estas relaciones están lejos de ser relaciones de buena vecindad. Se envían los unos a los otros espías, saboteadores, e incluso asesinos, quienes tienen por tarea introducirse en las oficinas y en las empresas, crear una red “por si acaso”, para debilitar y quebrantar su potencia. Como en el pasado, así pues hoy, las cosas van de ese modo. Tomemos los países europeos en la época de Napoleón I. Francia estaba llena de espías y de agentes de diversión del campo de los rusos, de los alemanes, de los austriacos, de los ingleses. Y a la inversa, en el interior de Austria o de Rusia, había espías del campo de los franceses. Los agentes ingleses atentaron dos veces contra la vida de Napoleón, y varias veces han ayudado e incitando a los “vendéens” en Francia a la revuelta contra el gobierno de Napoleón. ¿Y qué era el gobierno de Napoleón? Un gobierno burgués que ahogó a la Revolución Francesa, conservando sus conquistas, favorables a la gran burguesía. Por otro lado, el gobierno de Napoleón no se quedó a la zaga y emprendió operaciones de diversión en Inglaterra. Esto era hace 130 años. Hoy es igual. Así, hoy mismo, en Inglaterra y Francia, pululan espías alemanes, y a la inversa, en Alemania se resguardan espías anglo-franceses. Y en Japón abundan espías americanos. Es la ley de las relaciones entre países burgueses.

Se pregunta uno entonces ¿por qué los países burgueses deberían comportarse de forma más amigable con el Estado socialista soviético y respetar la buena vecindad con él, más que entre ellos? ¿Enviarían menos espías, saboteadores o asesinos a la Unión Soviética que a países de su especie? ¿Dónde han encontrado ustedes esta idea? ¿No es más justo, desde el punto de vista del marxismo, suponer que a la Unión Soviética enviarían dos o tres veces más espías, saboteadores y asesinos que a cualquier otro país burgués?

¿No está claro que mientras exista el cerco capitalista, existirán en nuestro país destructores, espías, asesinos y agentes de otros países?

Todo esto había sido olvidado por nuestros camaradas en el Partido, y olvidándolo se encontraron en un callejón sin salida. Stalin, a 3 de marzo de 1937”.151

Stalin escribió también que era “inadmisible subestimar la fuerza y la importancia del mecanismo que utilizan los países burgueses que nos rodean, de sus órganos de información, quienes utilizan las debilidades humanas, su vanidad, su falta de principios, para arrastrarlos a las redes del espionaje”

151* M. Lobanov, “Stalin en la memoria de sus contemporáneos y en los documentos de la época”, págs. 350-35 1. Moscú, 1995.


“Jruschov y la disgregación de la URSS”

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