LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

jueves, 27 de septiembre de 2012

La clase obrera lleva la emancipación a la humanidad trabajadora


¿En qué se basaban Marx y Engels para determinar la misión histórica de la clase obrera?
Primero, en que la clase obrera, que es la clase más explotada de la sociedad capitalista, en virtud de sus condiciones de vida se convierte en el adversario más consecuente y firme del sistema capitalista. Su vital interés de clase empuja a los obreros a una lucha sin cuartel contra el capitalismo. "De todas las clases que ahora se oponen a la burguesía -señalaban Marx y Engels-, sólo el proletariado es una clase realmente revolucionaria." Segundo, en que los obreros, por la misma situación que ocupan en la producción, no se hallan vinculados al pasado de ésta, sino a su futuro, y por consiguiente, al futuro de la sociedad entera. ¿Qué significa esto?
Lo primero de todo, que el desarrollo de la base material del capitalismo -la gran industria- no amenaza la existencia del proletariado como clase, no quebranta sus posiciones en la sociedad, sino que, al contrario, impulsa el incremento numérico de los obreros y acrecienta su papel en la vida social. Significa también que los intereses y aspiraciones de la clase obrera coinciden con la orientación general de desarrollo de las fuerzas productivas. El nivel de desarrollo alcanzado por estas fuerzas bajo el capitalismo exige la supresión de la propiedad privada sobre los medios de producción. Al cumplimiento de esta tarea está llamada la clase obrera, el interés de la cual, objetivamente, reside no sólo en la destrucción del capitalismo, sino también en su sustitución por el socialismo, régimen que, una vez implantado, abre vastos horizontes para un gigantesco crecimiento de las fuerzas productivas de la sociedad. Como escribían Marx y Engels, el proletariado ejecuta la sentencia que la propiedad privada, al engendrarlo, había dictado contra sí misma. En efecto, los obreros constituyen la única clase que carece de propiedad privada sobre los medios de producción, y a la que, por lo tanto, no puede tener en gran aprecio. Más aún, como la propiedad privada sobre los medios de producción es la base de la explotación del obrero por el capitalista, quiere decirse que su supresión y sustitución por la propiedad social es el único camino que la clase obrera tiene para emanciparse. Cuando Marx y Engels llegan a la conclusión de que es precisamente la clase obrera la llamada a destruir el capitalismo y construir el socialismo, tenían presente también que es la única clase en posesión de las cualidades de luchador que son necesarias para el cumplimiento de tan gran tarea histórica. ¿Qué cualidades son éstas? La clase obrera posee, ante todo, la superioridad del número. Es una de las clases más numerosas de la sociedad capitalista y, además, crece vertiginosamente.
Pero no se trata sólo de esto. La clase obrera, por las condiciones mismas de su vida y su trabajo, es también la que más se presta a la organización. El trabajo en las grandes empresas habitúa al obrero al espíritu de colectivismo, a una severa disciplina, a las acciones conjuntas y a la solidaridad, virtudes inestimables no sólo en el trabajo, sino también en la lucha. Los propios capitalistas, al reunir a miles de obreros bajo el techo de sus fábricas, que además suelen estar situadas en grandes ciudades, contribuyen a superar la dispersión y el aislamiento que pesaban como una maldición sobre los otros movimientos de masas de los trabajadores, y en especial sobre el movimiento campesino. De ahí que los obreros puedan unirse y organizarse mejor que cualquiera otra clase. La clase obrera es también, entre todas las clases oprimidas, la más capaz de desarrollar su conciencia y de aceptar una ideología científica avanzada. La gran industria necesita de un trabajador más instruido que la economía de otras formaciones. Y las condiciones de la lucha de clases en la época del capitalismo exigen una conciencia política incomparablemente más elevada. Esta conciencia la adquiere el proletariado no sólo y no tanto en los libros como en la experiencia del trabajo y de la lucha. Además, a la clase obrera se incorporan los mejores intelectuales; éstos le ayudan a elaborar y adquirir una ideología revolucionaria científica, la cual, al hacerse patrimonio de millones de obreros, se transforma en una fuerza formidable. Los proletarios son, al mismo tiempo, la clase más combativa y revolucionaria de la sociedad. Todo esto la convierte en la encargada de suprimir el capitalismo y sustituirlo por el socialismo. De ahí que se califique de histórica esta misión de la clase obrera. En el curso de la historia, a la cabeza de la sociedad han figurado clases distintas: los esclavistas, los señores feudales y los capitalistas. Cada una de estas clases transformaba la sociedad de acuerdo con sus necesidades e intereses y contribuía al establecimiento de un modo de producción más avanzado. Pero la injusticia social y la desigualdad se mantenían siempre en pie. A la cabeza de la sociedad figuraba constantemente un puñado de opresores, y cada nuevo paso por la vía del progreso era conseguido al precio de inenarrables calamidades de las masas trabajadoras, que siempre fueron la inmensa mayoría de la sociedad.
Cuando la clase obrera se pone a la cabeza de la sociedad acaba para siempre con esta tremenda injusticia. A la vez que se emancipa ella misma, emancipa a la sociedad entera. Transforma la organización social de conformidad con sus necesidades e intereses y crea una sociedad nueva, en la que todos los hombres serán verdaderamente felices. Porque la misión de la clase obrera consiste en eliminar definitivamente la causa primera de la injusticia social -la propiedad privada sobre los medios de producción-, que trae consigo la división de la sociedad en ricos y pobres, en explotadores y explotados, en opresores y oprimidos. Este es el único camino capaz de liberar a la sociedad de la miseria y la falta de derechos de las masas, de la opresión nacional y política, del militarismo y de las guerras.
"Todos los movimientos que han tenido lugar hasta ahora -decían Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista- eran movimientos de una minoría o se realizaban en interés de una minoría. El movimiento proletario es el movimiento independiente de la inmensa mayoría en interés de la inmensa mayoría." La doctrina de la misión histórica de la clase obrera es una parte muy importante de la ideología marxista. Por primera vez indicaba la vía real para que las masas oprimidas y explotadas pudiesen ver cumplidas sus aspiraciones de libertad y de justicia. ¡Cuántos hombres eminentes y movimientos sociales fracasaron porque no pudieron ver la fuerza social que era capaz de dar a los pueblos la libertad, el bienestar y la felicidad! Unos apelaban a la sabiduría de los monarcas, otros esperaban que la sociedad sería salvada por el genio creador de los científicos e ingenieros, o veían la salvación en los "hombres dotados de espíritu crítico", o en la vuelta al régimen patriarcal campesino y a los gremios de las industrias medievales. Todas estas esperanzas y proyectos conducían únicamente a una estéril dilapidación de fuerzas y energías, y a menudo de vidas humanas. El luminoso sueño secular de la humanidad -el socialismo- dejó de ser una utopía incorpórea cuando apareció y quedó definida científicamente la fuerza social capaz de dar vida a ese sueño, cuando la misión histórica de la clase obrera se hizo evidente para los propios obreros y los hombres avanzados de otras clases oprimidas de la sociedad capitalista.
Por eso Lenin, al referirse a los inapreciables méritos de los fundadores del marxismo, escribía: "Lo principal en la doctrina de Marx es el esclarecimiento del papel histórico del proletariado como creador de la sociedad socialista.

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