LUCHANDO CONTRA EL FASCISMO DESDE TODAS LAS TRINCHERAS

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Canciones de Combate

lunes, 30 de julio de 2012

El imperialismo como capitalismo agonizante



El capitalismo monopolista y parasitario es también un capitalismo agonizante.
V. I. Lenin escribía: "Se comprende por qué el imperialismo es el capitalismo agonizante, que pasa al socialismo: el monopolio, nacido del capitalismo, es ya la extinción del capitalismo, el comienzo de su paso al socialismo." Junto a la creación de las premisas materiales para el socialismo, Lenin veía una característica del imperialismo como capitalismo agonizante en la circunstancia de que también crea las premisas políticas para el socialismo, al llevar hasta sus límites extremos todas las contradicciones del capitalismo. Con esto señalaba Lenin toda la inconsistencia de las esperanzas que los oportunistas cifran tanto en la "evolución" del capitalismo hasta el socialismo como en su "hundimiento automático". El imperialismo caerá bajo el peso de sus propios crímenes. Pondrán fin a él las masas trabajadoras al levantarse a la lucha por el triunfo de la revolución socialista. V. I. Lenin, apoyándose en datos científicos, llega a la conclusión de que el imperialismo equivale a las vísperas de la revolución socialista. Creación de las premisas materiales del socialismo.
No hay que confundir, sin embargo, las premisas materiales del socialismo con el propio socialismo. Este es posible sólo como resultado de la conquista del poder político por la clase obrera y de la supresión de la propiedad privada sobre los medios de producción, que son convertidos en propiedad social. La sustitución del capitalismo por el socialismo es imposible a través de un proceso puramente evolutivo. Ha de pasar por la revolución, es un salto revolucionario para el que no bastan las premisas materiales, sino que se requiere también toda una serie de condiciones objetivas y subjetivas. Agudización de las contradicciones capitalistas. El imperialismo es también el capitalismo agonizante porque agudiza hasta el máximo todas las contradicciones del capitalismo. Se agudiza ante todo la contradicción fundamental del capitalismo, la que existe entre el carácter social de la producción y la forma privada capitalista de la apropiación. La concentración de la producción y el incremento de los monopolios significan un nuevo avance en el desarrollo del carácter social que la producción presenta. La apropiación, empero, sigue siendo privada. Con los progresos del capitalismo monopolista, la contradicción fundamental del capitalismo se hace cada vez más honda. Esto lleva a que se acentúen todas las contradicciones del capitalismo, las más importantes de las cuales son: la que existe entre el capital y el trabajo; la que hay entre los pueblos oprimidos de los países dependientes y las potencias imperialistas que los explotan, y la que se produce entre las propias potencias imperialistas. La agudización de las contradicciones aproxima la revolución socialista y el fin del imperialismo. Ley del desarrollo desigual en la política y en la economía.
Bajo el capitalismo es imposible el desarrollo regular de las empresas, los sectores de la economía y los países. La propiedad privada sobre los medios de producción, la anarquía de la producción y la competencia hacen inevitable el desarrollo irregular de la economía capitalista: hay empresas, sectores y países que se quedan atrás, mientras que otros saltan adelante. En la época de la libre competencia, cuando no había monopolios, el capitalismo seguía una marcha relativamente suave. Para que un país adelantase a otro se necesitaba largo tiempo. Existían aún enormes territorios libres que podían ser convertidos en colonias. El incremento del poderío económico iba acompañado de la conquista de estas tierras no ocupadas aún por las potencias capitalistas, que en este período no llegaban hasta los grandes choques militares. La acción de la ley del desarrollo desigual, propia del capitalismo, no conducía a guerras mundiales. Era el tiempo del desarrollo relativamente pacífico del capitalismo. Hicieron falta muchos decenios para que Inglaterra conquistase la primacía industrial, desplazase a sus competidores -Holanda, y luego Francia- y se consolidase como primera potencia del globo. A mediados del siglo XIX era el "taller de todo el mundo", la que proporcionaba artículos industriales a todos los países a cambio de materias primas y comestibles. En 1850 la parte de los Estados Unidos en la producción industrial del mundo era del 15 por ciento, mientras que la de Inglaterra ascendía al 39. En cuanto a Alemania, hasta 1875, aproximadamente, no admitía siquiera el parangón con Inglaterra en este terreno. Al pasar al imperialismo, todo cambió por completo. En el último cuarto del siglo XIX el monopolio británico sufrió rudos golpes, sobre todo por el rápido progreso de países capitalistas como Estados Unidos, Alemania y, más tarde, el Japón. El desarrollo de Inglaterra y Francia se hace más lento a partir de 1870: entre este año y 1913 toda al industria mundial se hizo casi cuatro veces mayor, siendo el aumento en los Estados Unidos de nueve veces, en Alemania casi de seis, en Francia de tres y en Inglaterra sólo de 2,25 veces. En vísperas de la primera guerra mundial Alemania había aventajado por el volumen de su producción industrial a Inglaterra y Francia. La parte de Norteamérica en la producción industrial del mundo era superior a la de Inglaterra y Alemania juntas.
Tan vertiginoso desplazamiento de unos países por otros a fines del siglo XIX y comienzos del XX se hizo posible por el inusitado progreso de la técnica y por el incremento en la concentración de la producción y del capital, es decir, por la aparición de los monopolios. Los países que entran más tarde en la vía del desarrollo capitalista aprovechan los resultados ya presentes del progreso técnico y despliegan más deprisa nuevas ramas de la industria. Al mismo tiempo, en los países del capitalismo "viejo" empiezan a manifestarse antes tendencias hacia la putrefacción, que frenan el desarrollo de las fuerzas productivas. El resultado de todo esto es el avance a saltos de unos países y la detención de otros. La vieja distribución de las colonias y esferas de influencia deja de guardar correspondencia con la nueva relación de fuerzas. Los países que se colocan por delante entran en la vía de la lucha armada por una redistribución del mundo ya repartido, por la conquista de colonias. Eso acentúa extraordinariamente las contradicciones entre los países imperialistas, debilita el frente del imperialismo y conduce a la aparición en él de eslabones débiles.
Esta desigualdad en el desarrollo económico en la época del imperialismo va unida a la desigualdad de desarrollo en el plano político, es decir, a la desigual maduración en el tiempo de las premisas políticas para el triunfo de la revolución socialista. Según decía Lenin, "la revolución proletaria crece en todos los países desigualmente, puesto que los diversos países se encuentran en condiciones distintas en cuanto a la vida política, y en un país el proletariado es demasiado débil, mientras que en otro es más fuerte. Si en un país el grupo superior del proletariado es débil, en otros ocurre que, de momento, la burguesía logra escindir a los obreros, como ha ocurrido en Inglaterra y Francia. Y de ahí que la revolución proletaria se desarrolle desigualmente..."143 El análisis de las modificaciones producidas en cuanto al carácter de la acción de la ley del desarrollo desigual de los países capitalistas en la época del imperialismo llevó a Lenin a la conclusión de que es imposible el triunfo simultáneo de la revolución en todos los países y que, al contrario, es posible su triunfo, primeramente, en unos cuantos países e incluso en uno solo. Esto era una nueva teoría de la revolución socialista. El estudio del capitalismo premonopolista había llevado a Marx y Engels a la afirmación de que la revolución proletaria sólo podría triunfar cuando se produjese simultáneamente en todos o en los principales países capitalistas. La situación ha cambiado al pasar al imperialismo. El incremento de las contradicciones imperialistas y las diferencias en el tiempo en cuanto al proceso de maduración de la revolución en los diversos países hacen posible que la cadena del imperialismo sea rota en un principio por su eslabón más débil. La vida ha venido a confirmar plenamente la teoría leninista de la revolución socialista.
Comienzo de la crisis general del capitalismo
En la fase del imperialismo, el capitalismo entra inevitablemente en la época de su crisis general. ¿Qué entendemos por "crisis general del capitalismo"?
Según queda dicho en el capítulo VIII, el capitalismo atraviesa por crisis periódicas, que en él son un vicio orgánico innato. La crisis general se diferencia de estas otras en que se trata de un fenómeno que abarca a todos los aspectos del capitalismo como sistema social. Es un estado permanente que se caracteriza por la desintegración progresiva del capitalismo, por la debilitación de todas sus fuerzas internas: económicas, políticas e ideológicas. La crisis general no es un fenómeno ocasional, no es un zigzag de la historia, no es fruto de determinados errores de los líderes burgueses, sino un estado inevitable y regular del capitalismo en la época de su decadencia y descomposición. Al ser afectado por la crisis general, este sistema no puede seguir manteniendo bajo su dominación a los pueblos, que uno tras otro se emancipan del yugo del capital y pasan a la vía del socialismo. Por eso, la época de la crisis general significa el hundimiento del capitalismo y el paso al socialismo; es la época de las revoluciones socialistas y de los movimientos de liberación nacional contra el imperialismo. Los ideólogos del imperialismo piensan que si se consiguiera impedir el triunfo de las revoluciones socialistas y aplastar el movimiento comunista, el capitalismo se mantendría estable e inconmovible, como único sistema social que ellos pueden concebir. No advierten que las dificultades del capitalismo derivan principalmente de la acción de fuerzas que se hallan fuera del sistema capitalista. Incluso aquellos que admiten el hecho de la crisis general de este sistema, la atribuyen a la presencia del sistema socialista y a los manejos de los comunistas, que tratan de derribar el capitalismo. El movimiento comunista, que es producto regular y lógico del desarrollo de la lucha de clases, lo ven como algo inspirado desde fuera y organizado por lo que llaman "agentes extranjeros". Mas la crisis general del capitalismo se debe a la agudización de las contradicciones internas del propio imperialismo. Dicha crisis se ahonda y cobra virulencia, sobre todo, bajo la acción de los antagonismos que corroen a la sociedad capitalista. Las condiciones exteriores -existencia y robustecimiento del sistema socialista- contribuyen a que estos antagonismos aceleren su proceso de maduración, pero no son las causas esenciales.

1 comentario:

  1. La burguesía no solo forja su propia destrucción, sino que también es su propio sepulturero

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